
Una empresa que se ha visto obligada a cancelar las operaciones en más de 20 centros, así como a reducir considerablemente las operaciones en otros 100. Y lo complejo de Basf, es que muchas de sus operaciones se producen en cadena, con lo que si se para una, es necesario parar el resto.
Caso emblemático, es la planta de amoníaco en Ludwigshafen. Ya en Octubre se redujo la producción de caprolactam, más tarde la de polystireno y ahora le ha llegado a la de amoníaco. La planta de producción de amoníaco, resistió sin rechistar la Crisis del 29, las bombas aliadas en la Segunda Guerra Mundial y hasta la Crisis del 73; pero en menos de tres meses las cosas se han puesto bastante negras. En Noviembre se paralizó por completo la planta de amoníaco A3 y está previsto que se paralice la A4.
Dos emblemas de la industria alemana, que no se habían parado ni en los peores tiempos de la guerra, han sucumbido a la crisis subprime...
(Via Der Spiegel)
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