Un empresario alemán invierte en épocas boyantes en nuevos equipamientos y tecnologías para mejorar la productividad y la competitividad de sus productos, y pacta con el sindicato medidas de reducción de la jornada y de formación continua en tiempos de crisis para mantener su mano de obra cualificada.
Un empresario español, en cambio, contrata en épocas boyantes mano de obra barata de forma temporal sin mejorar ni productividad ni competitividad, para después, en tiempos de recesión, despedir masivamente y aprovecharse de la situación para exprimir aún más a sus empleados.
Así aumenta en Alemania la productividad en tiempos de crecimiento y baja durante la crisis, al revés que en España. Mientras Alemania redujo drásticamente la jornada laboral durante la crisis, ésta, en España, incluso aumentó debido a que los pocos que quedaban tenían que trabajar incluso más que antes.
Vía: HOLM-DETLEV KÖHLER Profesor de Solciología
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